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#Lactancia, crisis

No sabía ni que existían. Fue en una revisión con la matrona, a las 3 semanas o al mes de dar a luz, cuando me preguntó si había tenido alguna crisis de lactancia. "Alguna...¿qué?

-pensé yo; todo ha ido bien, no he detectado nada, ya se va cogiendo bien (aún tenía heridas y me faltaba poco para descubrir las pezoneras, como os contaba en el post #lactancia) …así que no le di mucha importancia, y cambiamos de tema.


Un día, aproximadamente alrededor del mes y medio de vida, empezamos a notar cambios en el sueño y en su carácter. Al principio pensamos que posiblemente estaría cansado e intentamos dormirlo, luego que igual tenía hambre, pero no quería el pecho; que le dolía la barriga e igual tenía gases (ranita, palmaditas, estiramientos...) y tampoco. Llegó el momento, al final del día, que no paraba de llorar (…mejor dicho, de berrear). No sabíamos qué hacer, todos estábamos nerviosos y cansados, la tarde había sido larga y no parecía ir a mejor. Llevaba muchas horas sin comer, llorando, debía estar deshidratado y agotado. El chupete parecía aliviarle momentáneamente, pero enseguida volvía a la carga. En un último intento de calmarle nos subimos los tres al coche, la tranquilidad duró un par de minutos después de poner el coche en movimiento, y siguió llorando.


Era evidente que algo le pasaba, estuvimos a punto de ir a urgencias.


Se le veía desquiciado e incomodo así que paramos en la primera salida que vimos, un polígono, y lo cogí en brazos para intentar calmarle, por instinto, pues no había funcionado en todo el día. Vi que estaba buscando el pecho (así que debía tener hambre), se lo ofrecí y ahí por fin -que sí, que no- se cogió, se calmó y se durmió en menos de 10 minutos … "¿qué?, ¿pero qué había pasado?". De vuelta a casa me puse a buscar en internet y encontré este post en Alba Lactancia http://ow.ly/hRdK50G2Wty

Al parecer, la leche cambia de sabor adaptándose a las necesidades de los niños según van creciendo (otra cosa de lo que me iba enterando por el camino). En este periodo en concreto se vuelve más salada, hay niños que notan el cambio, hay otros que no; nosotros lo notamos y bastante. Esa noche dormimos bien por el cansancio acumulado, en un par de días se adaptó o conformó con el nuevo sabor, y todo volvió a "nuestra normalidad".

Leer el post me sirvió para prevenirme del resto de crisis, las cuales las hemos vivido todas.


La de los tres meses duró un poco más. Casi una semana si no recuerdo mal (en esos días el tiempo se detiene y parece una eternidad), en la que pasamos otra vez varios días en los que no se separaba del pecho para generar más leche y creí volver hacia atrás...no me lo podía creer. Nuevamente rescaté el post, consulté foros y decidí ser paciente, aguantar y consolarle, que era lo único que podía hacer. En esta crisis, al parecer, se regula la producción de la leche. Es decir, el recipiente ya no está lleno como antes, por ello no se evidencia tanto la subida de la leche ni hinchazón del pecho, incluso parecen estar vacíos y blandos en ocasiones (la leche no se ha ido, al menos en la mayoría de los casos) y la leche se va produciendo a medida que el bebé succiona. Esto le produce desconcierto al principio, pues debe succionar para iniciar la producción y generar la leche de la toma, lo que le supone mayor esfuerzo, aun que sus mandíbulas ya van estado preparadas para ello. Se cansa antes, pero tiene hambre, se coge al pecho y no saca nada, también se distrae enseguida...¿os suena? lo que parece un paso atrás, como os comentaba antes, con los días se normaliza. También se acortan las tomas, no necesita estar tanto rato al pecho por que saca lo que necesita en menos tiempo, se van convirtiendo en maestros de la succión y este sí es un cambio que se aprecia y se agradece bastante.


Quedan un par más e incluso algunas "falsas crisis", podemos ver algunos días que por lo que sea, también los dientes, esta resfriado, enfermo o le duele algo...suelen usar el pecho como refugio. Es su lugar de calma, les tranquiliza y se sienten mejor. A veces también una excusa para llamar nuestra atención y estar tranquilos con mamá (sobre todo cuando se hacen más mayores).


La crisis del año va ligada a la alimentación, al menos en mi caso. Es fácil creer que el niño come menos por que ha bebido leche, lo que en parte es cierto, o que cuando no les gusta la comida o están cansados prefieren la leche y dejan de comer. Esto me ha pasado, y lo he considerado. No obstante la leche materna también le alimenta en base a sus necesidades, por lo que la mayor preocupación, es decir que el peque no coma bien, está descartada con creces. Muchas personas de alrededor también comentaran -"claro si le das leche"..."aún toma pecho...".


Pues sí señores, tiene un año y todavía toma pecho, por que ambos queremos y así seguiremos, al menos de momento.


Que nadie os condicione ni os ponga en duda vuestra manera de educar o criar a vuestros hijos, consejos son bienvenidos; imposiciones, juicios y prejuicios fuera. Es una decisión muy personal, dependiente de ambos y de las circunstancias, nada más a considerar.


La crisis de los 2 años va junto con la de su personalidad. Si habéis llegado hasta aquí habréis notado que a ellos parece que cada día les gusta un poco más (ya lo piden, muchas veces de forma inquisitiva, fuera de casa intentan levantar la camiseta...). Yo pensaba que con el paso del tiempo, la guardería, la nueva rutina, el estirón que va dejando atrás a mi bebé y lo va convirtiendo en niño lo alejarían del pecho, pero no.

No es que quiera dejarlo, pero pensé que naturalmente lo iría dejando; no está preparado, y yo estoy cómoda con ello así que de momento seguimos con la lactancia.

Sí es cierto que tuvo un par de semanas que no se quería despegar, apenas ni comía comida, me dio miedo estar condicionando su dieta al ponerle las cosas "fáciles" dándole solo el pecho. Me equivocaba, simplemente estaba buscando confort. Todos los cambios a su alrededor, el descubrimiento de su personalidad, el darse cuenta de que estaba creciendo le hacía buscar su momento de paz y tranquilidad para asimilar todo lo que estaba afrontando...y ese lugar ya sabéis cuál es. A medida que se iba adaptando los nuevos cambios todo volvió a la normalidad, a comer bien y a estar más tranquilo.


Y hasta aquí os puedo contar, pues escribiendo este post el peque tiene poco más de dos años, por lo que esta es mi situación actual.


Lo que puedo "aconsejaros" respecto a las crisis es tener paciencia. Acariciarle, cuidarle y simplemente estar a su lado hasta que pase. No hay varita mágica. Si vemos que dura demasiado, persiste o que algo raro pasa y sentís la necesidad de ir al médico, llamar al pediatra o la matrona os invito a hacerlo. Ellos lidian con este tipo de situaciones a diario y nos pueden orientar. Yo en mi caso no lo hice por que era domingo y conseguimos calmarlo, pero estuvimos a un paso del hospital.

No es malo pedir ayuda, más vale eso que obviar algo o realizar un autodiagnóstico desde el desconocimiento (aun que con el paso del tiempo, como bien se dice, el mejor médico son los padres). Somos los primeros en detectar que algo pasa, aun que aparentemente se les vea bien, no obstante lo imperativo es acudir al médico para confirmar nuestras sospechas, nos digan qué les pasa realmente y qué debemos de hacer o darles para solucionarlo.


Así que mucho ánimo si pasáis por alguna de estas crisis y el único consuelo es deciros que todo pasa.




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