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Resfriado y bebé

Mala combinación. Teniendo en cuenta que los bebés no respiran por la boca cuando son muy pequeños, esto es hasta los 6 meses aproximadamente, tener las fosas nasales llenas de mocos es un grave problema.


Lo más efectivo y recomendado para ayudarles a mejorar la respiración suelen ser los lavados de suero, insertando la cantidad que os recomiende el especialista (suele ser 2,5 ml) en cada orificio. En cuanto al número de veces que se pueden hacer al día, también debéis concretarla dependiendo de la edad.


En nuestro caso, solemos comprar la botella grande de suero en la farmacia, ponemos 2,5ml y lo insertamos a presión en cada fosa. Lo hemos hecho así desde el principio, ya que observamos que suelen salir más rápido los moquitos y es también como se nos recomendó en un primer momento. Hay también monodosis "de viaje" (suelen ser de 5ml cada una) que podemos aplicar también con jeringa, y son más fáciles y prácticas de transportar.


El proceso es el siguiente: coger al bebé y tumbarlo de lado, esto se complica conforme se van haciendo mayores. Insertaremos la jeringa por el orificio que haya quedado hacia arriba. Una vez tengamos uno incorporamos y limpiamos, vamos a por el siguiente. Al finalizar limpiar y calmar al peque, suele ser bastante molesto para ellos. Intentar tranquilizarles y contarles que lo hemos hecho para que puedan respirar mejor. Os recomiendo hacerlo antes de las comidas, pues alguna vez les puede producir vómitos y esto sólo empeoraría la situación, ya bastante incómoda de per se. El vapor de agua, meterles en la bañera también suele reblandecer las mucosas. Nosotros aprovechamos el momento del baño para llevar a cabo el ritual y así después con el vapor va soltándolos también.


Hay otras opciones como aspiradores, sprays nasales, aerosoles...consultar primero con el especialista o farmacéutico antes del uso.


Otro recurso que también funciona bastante bien es el humidificador. Ayuda a ablandar la mucosa de las fosas nasales; hay fragancias aptas para bebés compatibles con estos aparatos, se echan unas gotitas que se diluyen con el agua y ayudan a despejar la nariz, y por tanto a respirar mejor. De nuevo, consultar con el farmacéutico según la edad, pues hay algunos productos a partir de 0 meses y otros para cuando son más mayores.


Con todo esto, les ayudaremos a respirar un poco mejor, aunque algunas veces no será suficiente. La noche parecerá interminable.


Si detectamos que respiran con mucha dificultad, podemos incorporarlos poniéndoles algún cojín muy fino o una manta debajo de la parte superior del colchón, o usar el cojín de lactancia, para que al estar un poco incorporados tengan mayor facilidad para respirar. Si esto no funciona, cogerlos en brazos, totalmente en vertical (apoyándolos sobre nuestro esternón) y acomodarnos lo mejor posible para intentar pasar la noche.


Cuando observemos que la respiración es costosa y haya señales de fatiga debemos acudir al médico, si no lo hemos hecho ya antes. Es importante comprobar que los mocos no han bajado al pecho y que la saturación de oxigeno es buena.


Para mas inri, comer en este estado es un reto para los más pequeños, pues succionar con la nariz obstruida es bastante complicado. Las tomas se alargan y el apetito disminuye por la incomodidad, el cansancio y el malestar. Tratad de mantenerlos hidratados y de descansar cuando podáis. Mucho ánimo.



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